Un reciente análisis sobre la gestión de las municipalidades en Costa Rica revela un panorama poco alentador. Un estudio, basado en el Modelo Ciudades Inteligentes SCL (Smart Cities Latam), ha arrojado una calificación promedio de 3.1 sobre 10 para los gobiernos locales del país, una nota que, según los expertos, se clasifica como «medio-bajo».

El estudio, comisionado por el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), evaluó la gestión municipal en cinco dimensiones clave: gobernanza, desarrollo humano, competitividad, ambiente y planeamiento urbano. Marlen Luna, presidenta ejecutiva del IFAM, destacó que aunque la gobernanza (3.8), el desarrollo humano (3.4) y el ambiente (3.2) obtuvieron las notas más altas, las áreas de competitividad (2.7) y planeamiento urbano (2.6) se ubicaron en los últimos lugares, evidenciando grandes debilidades en la capacidad de las municipalidades para impulsar el desarrollo económico y ordenar su crecimiento.

Estos hallazgos se presentaron en el I Congreso Nacional de Planificadores Municipales, un evento que reunió a funcionarios de todo el país en el auditorio de la Universidad Nacional (UNA). Durante el congreso, se abordaron temas cruciales para el fortalecimiento de la planificación local, incluyendo la fiscalización, la generación de políticas públicas y la innovación.

Retos críticos para el desarrollo cantonal

Carlos Ulate, director de la Escuela de Planificación de la UNA, señaló que los resultados del estudio del IFAM no son aislados. Hizo referencia al Índice de Gestión de Servicios Municipales de la Contraloría de 2023, que mostró que la mayoría de las municipalidades se encuentran en un nivel de madurez «básico» o «intermedio», y ninguna ha alcanzado un nivel «avanzado».

Ulate detalló una serie de desafíos urgentes que las municipalidades deben afrontar:

  • Fortalecer redes empresariales: Apoyar a las pequeñas y medianas empresas, que son el motor económico de muchos distritos.
  • Gestión de residuos sólidos: El inminente cierre de los rellenos sanitarios en los próximos tres años genera una presión a corto plazo que requiere una solución estratégica.
  • Acceso a agua potable y saneamiento: Aún existen comunidades sin acueductos formalizados o con infraestructura obsoleta, lo que representa un riesgo para la salud pública.
  • Mejorar la infraestructura municipal: La señalización, el estado de los parques y las calles son vitales para el turismo y la economía local.
  • Gestión de riesgos: Es fundamental avanzar en la planificación para la prevención y atención de desastres naturales.

Alianzas para el futuro

Ante este panorama, tanto el IFAM como la UNA coinciden en la importancia de una colaboración estratégica entre las instituciones académicas y los gobiernos locales. Ulate invitó a las municipalidades a abrir sus puertas a proyectos de extensión universitaria, prácticas profesionales e investigaciones conjuntas para generar «conocimiento útil para la toma de decisiones».

Un ejemplo exitoso de esta colaboración es el plan vial quinquenal, elaborado por la Escuela de Planificación de la UNA y el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), que busca guiar las inversiones municipales en infraestructura vial.

En definitiva, las municipalidades enfrentan un camino de mejora significativo. La digitalización, la innovación y el alineamiento con las necesidades del mercado regional son algunos de los pasos que el IFAM identifica como cruciales para que los gobiernos locales puedan superar los desafíos actuales y construir un futuro más próspero para sus comunidades.