La noche del viernes 8 de agosto de 2025, a las 8:56 p. m., el Volcán Poás registró una nueva erupción de baja energía que incluyó emisión moderada de ceniza y abundante vapor de agua y gases magmáticos. El evento lanzó fragmentos de roca incandescente que cayeron en las cercanías de la Boca A, en el fondo del cráter.

De acuerdo con los datos de los sismógrafos y sensores de infrasonido, la erupción ocurrió a un nivel muy superficial. Durante la jornada del 8 de agosto, el sistema de monitoreo volcánico detectó tres sismos volcano-tectónicos (VT) en la zona sur del cono volcánico Botos, mientras que en días recientes también se han registrado eventos similares en el complejo Platanar-Porvenir-Viejo.

El sensor ExpoGAS, ubicado en el mirador para visitantes al sur del cráter, reportó este sábado una concentración máxima de 1 parte por millón de gases en el aire ambiente. Asimismo, el satélite europeo SENTINEL logró, el 7 de agosto, detectar con alta resolución una anomalía térmica en la Boca A gracias a condiciones de cielo despejado. Un día después, la misma plataforma satelital identificó una masa de dióxido de azufre (SO₂) equivalente a 270 toneladas.

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) informó que, mediante un dron, se logró medir de forma remota una temperatura superior a los 800 °C en la Boca A, lo que sugiere la presencia de un cuerpo de magma muy cercano a la superficie. Actualmente, la desgasificación de vapor de agua, gases y aerosoles, así como el flujo de calor, se mantienen en niveles elevados.

En la cima del volcán, el viento sopla predominantemente hacia el oeste, por lo que las autoridades recomiendan a las comunidades ubicadas en esa dirección mantenerse informadas y atentas a posibles caídas de ceniza. El nivel de actividad del Poás permanece en Advertencia (2).