
El sector de Lindora, en el distrito de Pozos, ha pasado en los últimos meses de ser una de las zonas más concurridas por su dinamismo comercial y gastronómico, a convertirse en un punto de atención prioritaria para las autoridades de seguridad tanto locales como a nivel nacional.
En las últimas semanas, la Fuerza Pública y la Policía Municipal han encendido las alertas tras una seguidilla de hechos violentos que culminaron recientemente con la muerte de tres personas en un mismo incidente, lo que ha generado gran preocupación entre vecinos, comerciantes y visitantes.
De acuerdo con reportes oficiales, la presencia de grupos vinculados al crimen organizado, sumado al aumento de la actividad nocturna en bares y restaurantes, han incidido en la aparición de disputas que desembocan en hechos de sangre. Estos eventos han llevado a que la zona sea percibida con mayor inseguridad, afectando tanto la convivencia ciudadana como la imagen del cantón de Santa Ana.
El alcalde Juan José Vargas ha manifestado que se coordina con la Fuerza Pública y Policía Municipal un refuerzo de la vigilancia en puntos estratégicos, así como operativos conjuntos en Lindora. La intención es frenar el incremento de la violencia y garantizar un ambiente seguro para residentes y visitantes.

No obstante, vecinos del área señalan que las medidas deben ser permanentes y no solo reactivas tras hechos graves, ya que el problema de fondo se relaciona con el asentamiento de estructuras criminales que operan en distintos cantones del país y que han encontrado en Lindora un punto estratégico.
Expertos en seguridad advierten que Lindora es hoy un reflejo de un fenómeno más amplio: la expansión del crimen organizado en espacios urbanos de alta actividad económica, donde las disputas se trasladan a lugares de visibilidad pública, elevando la percepción de inseguridad en comunidades que hasta hace pocos años no figuraban en el mapa de la violencia.

Por ahora, Santa Ana vive entre dos realidades opuestas: el dinamismo económico que caracteriza a Lindora y la creciente sombra de la criminalidad que amenaza con alterar el rumbo de la zona.